Deafheaven vuelve a redefinir, desde su propia experimentación, constancia y perfeccionamiento, la forma de hacer metal. Las vocales crudas se tornan cada vez más audibles y apasionadas; los riffs y drops son más poderosos y excitantes de escuchar; las percusiones encuentran nuevos caminos en su desplante; y los sonidos atmosféricos suponen una propuesta emocionante y sensorial. Así, Lonely People With Power suena descomunal, catártico y sumamente sensible, e invita a todo tipo de oído a escucharlo sin prejuicios.
El disco está compuesto por 12 canciones, de las cuales tres funcionan como interludios necesarios que separan y dan espacio energético a las composiciones más crudas y reveladoras. Incidental I, encargada de abrir el disco, puede sentirse extraña y quizás fuera de lugar en una primera escucha: esa voz sintetizada y manipulada intenta emerger en un océano donde no sabemos muy bien —pero nos intriga— si podremos aferrarnos a algo. Incidental II nos acompaña con una exclamación desesperada y sensual a cargo de Jae Matthews (Boy Harsher), mientras que Incidental III, con la voz de Paul Banks (Interpol), parece responder —o coincidir— con una nueva esperanza y contención al interludio anterior. Son pasajes que, distanciados por el caos y la soledad, buscan comunicarse y convivir entre sí.
En cuanto a las canciones principales del disco, ya no hablamos de composiciones sueltas o ajenas entre sí. Si bien en trabajos anteriores de la banda se percibe un tímido hilo conductor entre canciones, en Lonely People With Power encontramos una elaboración absurdamente más refinada y distribuida, al punto de sentirnos agradecidamente ofendidos por cómo el disco guía y narra un sentir a través de la estructura de cada tema y del proyecto en su conjunto. La transición a Doberman no puede ser más motivante para establecer el tono general, y es repulsivo (positivamente) el efecto que Clarke genera cuando, llegado el momento, escupe: “Naked and eyeless, my iris has only black views”. Magnolia se desarrolla con elegancia y crudeza; The Garden Route es contemplativa y emotiva, incluso bailable, como si fuese la balada del disco; Heathen funciona como el single perfecto, fusionando lo mejor del cuestionado Infinite Granite; Revelator arremete con fuerza tras la primera pausa y sorprende al funcionar como dos canciones en una; Body Behavior trota sin parar, quizás siendo la pieza que más se aleja del black metal, con un interludio marcado por una línea de bajo bailable y pegajosa; Winona se luce con gracia, delicadeza y catarsis, siendo una de las canciones más hermosas del proyecto por su atmósfera y riqueza de detalles; y por último, The Marvelous Orange Tree funciona como una tierna despedida en este viaje crudo y emocional.
Hasta ahora no he querido referirme al contenido lírico de Lonely People With Power, solo por el ánimo de detenerme exclusivamente en la canción núcleo que, en mi opinión, resume y potencia la esencia del disco y que, en palabras del propio Clarke (con entendida razón), es su favorita del álbum: Amethyst.
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El hilo sonoro-narrativo de Amethyst es insuperable y perfecto. Su inicio, calmado y contemplativo, triste y extraño, casi distante y opaco, nos conduce a través de una neblina onírica que acompaña con vulnerabilidad y sinceridad el relato de Clarke. La primera explosión de la canción presenta, como recurso narrativo, una melodía desesperada de socorro. Pero no será su única aparición ni su único decorado. La calma regresa efímeramente, ahora con un pequeño ápice de esperanza o consuelo. Luego, el caos estalla con dolor y tristeza. Sentimientos contrariados. Se escucha una exasperación de ayuda y de reconocimiento en la voz del narrador:
“This curse overwhelms me Can’t you see I need you now? Oh, I need allegiance When you find me coming down I’ll have only known the sound of your absence.”
Tras este pasaje, la tristeza y desesperanza mutan en furia y desenfreno, impregnando cada instrumento con una intensidad y una delicia casi tangible. El timbre de la canción cambia, generando un antes y un después: toda esa rabia contenida se libera en una ejecución perfecta:
“Wondering if I could ever wind up being him He’s not me, he’s not me All this daydream without sympathy”
La canción construye un conflicto único y potente: los traumas de la infancia del narrador, el deseo de diferenciarse de la figura paterna, el intento de definir su propia identidad y el significado de estar solo. El personaje puede estar actuando de forma no deseada, pero esto se comprende en el contexto de una infancia dolorosa y vulnerada:
“Going over the years When we lived together At the end of the track in the Townhouse Motel Blood on the mattress, blood on the walls All of the violence, all of the cops And when the men came with their guns First we hid in the bath, then hid on the bed.”
Pese a la violencia y al abuso del padre, persiste en el narrador un sentimiento agridulce de amor. Lo amó en la infancia, lo ama aún de adulto… pero ¿cómo es posible? Sin justificar ni minimizar el daño sufrido, la canción podría estar dando voz a la compleja realidad de una víctima de maltrato infantil. Esa lucha interna de amar a un padre violento y, ya en la adultez, encontrar en él el perdón necesario para sanar y romper un ciclo tortuoso. Inculcar a un niño a odiar a su figura paterna abusadora puede ser inútil si, a pesar de todo, igual sentía en ella algo de resguardo. Juzgar su forma de pensar en la infancia solo perpetuaría la culpa, la ansiedad y la soledad.
“…I loved you then, I love you now I forgave you, I was proud To live in your shadow In the comfort of your breeze So, I’m not condemning Just remembering the beginning”
La última parte de la canción es un llanto sanador: la melodía principal regresa, pero ahora con más potencia, mayor inyección y liberación. Es el fin de una lucha interna y el inicio de una nueva mirada: un destino incierto y difícil, pero propio, sincero, incorporado y aceptado por el narrador.
Tanto Amethyst como el resto del álbum logran ser increíbles por su contraste entre caos y hermosura. Además, Deafheaven expresa con confianza, libertad y autenticidad un espacio catártico que siempre resuena con quienes han atravesado experiencias similares.
Así, la banda nos invita a reflexionar sobre nuestro vínculo con la soledad: “I think I might be hiding from myself” (Incidental II) es una confesión clave. ¿Qué es lo que no nos contamos a nosotros mismos? Esconderse es estar solo, pero también es evitar estarlo. Las personas heridas buscan o evitan la soledad como un mecanismo de protección. Soledad física, amorosa, comunicativa, espiritual, cultural… Las canciones de este disco, gracias a un nivel sobresaliente de producción y composición, exponen esta diversidad desde la perspectiva de personajes que, a veces, no saben el poder que tienen ni cómo usarlo. El poder de estar solo —o de no querer estarlo— nos posiciona en un lugar de acción e invita al movimiento para perpetuar o reconstruir nuestro destino. Con Lonely People With Power, Deafheaven logra emocionarnos con relatos potentes, riffs pesados, baterías descomunales, voces desgarradoras y pasajes ambientales cargados de contemplación y ternura. Por sobre todo, nos invita al diálogo con nuestros seres queridos y con nosotros mismos, para sanar. La portada del disco, aunque aparentemente fuera de encuadre, transmite una energía de hastío y ansiedad: personas cansadas de lo mismo que cuestionan su destino y evidencian una urgencia profunda de diálogo.
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