Un delirio de géneros

Con un discurso agresivo, fatalista y delirante comienza el álbum debut del perro watón, una banda de Reino Unido con una simbiosis de géneros bastante peculiar. En WOOF. encontrarás pasajes dance-punk, EBM y New Rave mientras suenan armonías y construcciones musicales propias del folk romaní (klezmer). El disco dura un poco más de treinta minutos y la propuesta promete ser un desafío para los nuevos oyentes.

Vigilante inicia desafiante con su monólogo y a medida que va avanzando la canción no puedo más que transportarme al sonido característico de proyectos diversos como Does it Offend You, Yeah?, Late of the Pier, Model/Actriz, Daughters, Nitzer Ebb y Front Line Assembly.

La segunda canción titulada Closer to God contiene una batería frenética que irá acumulando energía con su bombo monótono y sus melodías klezmer para explotar en un riff extraño y ensordecedor, pero sofisticado y motivante. La voz de Joe Love se pasea incesante por las capas de sonido mientras delira con su cercanía con Dios. Al terminar escuchamos una descarga de batería que invita a Joe a seguir bailando desesperadamente con Wither, la tercera canción alocada del disco.

King of the Slugs, el primer single de la banda se establece como una de las canciones más importantes para poder definir el sonido de Fat Dog: sintetizadores robustos, voz distorsionada y maníaca, drops y riffs exóticos, pausas distendidas, reanudaciones densas y acordes magnificentes. Todo dispuesto magistralmente para hacer una experiencia entretenida y desafiante para los oídos.

El perro watón con su sexta canción: All the Same expele un sonido que se asimila a proyectos electrónicos oscuros como Boy HarsherAnd One y She Past Away sin desaprovechar su inyección de klezmer para hacer una canción totalmente bailable y energética.

Un sonido más calmado y contemplativo pero no por eso menos disfrutable se encuentra en I am the King, el séptimo tema que da inicio a la última parte del disco: una canción progresiva y con una atmósfera surreal, casi melancólica y triste que dará paso a la última descarga de energía con Running: un hi-hat incesante que va creciendo para explotar en un dance-punk violento y sucio. El sonido de los sintetizadores llega a ser absurdo y delirante pero funciona sorpresivamente bien.

Las nueve canciones que contiene WOOF. son un desafío para la mezcla de géneros musicales y su expansión, demostrando que pueden quedar muy bien los elementos característicos del klezmer con los pasajes más oscuros y crudos de la música gótica y electrónica. Sin embargo el límite de su ejecución debe ser manipulado con pinzas, ya que desde qué punto podemos hablar de un caso de apropiación cultural? Fat Dog como banda emergente tiene todos los elementos a su favor para ir reviviendo la escena del New Rave, rica e interesante que vio su primer apogeo con bandas como Late of the Pier y The Faint pero que quedaron en un silencio abrupto y sorpresivo. El delirio mesiánico de la banda se siente fresco y desafiante, habrá que ver cómo se desarrolla su carrera musical luego de este interesantísimo y entretenido WOOF.

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