El 4 de octubre del año pasado Godspeed You! Black Emperor, una banda canadiense de Post-Rock lanzó un hermoso disco bajo el nombre de “No Title as of 13 February 2024 28,340 Dead”, haciendo alusión a la cantidad de muertes causadas por el ejército de Israel al pueblo de Palestina desde octubre de 2023 hasta la fecha del 13 de febrero del año pasado. El disco logra comunicar y exponer una sensibilidad increíble sin la necesidad de acudir a voces cantadas. Sólo en “RAINDROPS CAST IN LEAD”, tercera canción del disco, podemos escuchar un discurso en español altamente emotivo y crudo, pero las demás canciones instrumentales que completan el proyecto tienen la misma inyección de expresividad y de protesta, como en “PALE SPECTATOR TAKES PHOTOGRAPHS” que suena como si estuviese un fotógrafo de guerra sacando fotos a los destrozos causados por un nuevo bombardeo: esta persona ve cuerpos, sangre y destrucción pero no es ni el comienzo ni el final de la tragedia que está presenciando.
“*Gotas de lluvia fundidas en plomo
Nuestro lado iluminado
Y luego apagado y enterrado y terminado
Debajo del sol perfecto
Debajo del cuerpo cayendo del cielo
Fueron mártires que cayeron
Porque en nuestro lado son mártires desde antes que siquiera hubiéramos nacido
Las que trataron y fueron asesinadas por tratar
Las que murieron jóvenes, enfurecidas o viejas, y nunca vieron el amanecer
Inocentes y niños y los pequeñitos cuerpos que rieron y luego quedaron dormidos para siempre
Y nunca vieron la belleza del amanecer”
Curiosamente, ese mismo 4 de octubre Coldplay lanzó también su décimo álbum de estudio titulado Moon Music, un proyecto que, en lo personal, pretende ser trascendental pero que su ejecución y discurso resultan insuficientes. Teniendo en cuenta que desde hace dos décadas que Chris Martin y compañía se han presentado ante los medios como una banda emotiva y de alto calibre, que buscan contagiar a su público y nuevos oyentes con palabras como libertad, paz, justicia, positivismo y compasión y que son capaces de llenar estadios en todos los países que visitan (incluso agregando más fechas) para ser un faro de luz frente a este mundo tan oscuro no sé por qué esperaba que Moon Music estuviese dispuesto a posicionarse con un discurso coherente frente al conflicto en Gaza y aprovechar su poder mediático como banda para marcar la diferencia de una vez por todas. Es sabido que Coldplay se ha manifestado frente a estas problemáticas en el pasado pero siempre desde la arista del amor y la compasión, como si solamente con el amor seremos capaces de dar alto al fuego y sinceramente no sé qué tanto aporta al discurso la participación de Elyanna (cantante chileno-palestina) en la canción “We Pray” ya que sólo le pidieron que repitiera el coro, no dando la oportunidad de incluir algún mensaje de su puño y letra. Del disco entonces sólo me quedan los repetitivos cantos tibios y pretenciosos de Chris Martin:
“Oh, one world,
Only one world.
(…)
In the end, it’s just love
(…)
La-la-lá…”
A estas alturas no se necesita amor, sino justicia y reconocimiento de que se está llevando a cabo una masacre étnica, apuntar con el dedo a un responsable, cosa que Coldplay no se atreve a mencionar o le cuesta mucho hacer.
Si bien no pretendo aquí alimentar el estereotipo de que la “música underground es mejor que la mainstream”, sí creo que es importante señalar y destacar que la manera en que consumimos música habla mucho de nosotros y que los productos musicales como los conocemos en la actualidad no pueden pretender estar construidos sin un discurso ético consistente, coherente y atingente. Obvio que es más fácil y placentero para las masas escuchar una canción que un discurso político; la música sí puede ser una vía de escape y distención para el ajetreo vertiginoso de este mundo, un espacio seguro para cada uno de nosotros con distintos intereses y gustos. Pero toda música también habla implícitamente de un contexto cultural, ético y político aunque se pretenda no hacerlo. Es decisión del artista, o en su defecto, de la línea editorial de su discográfica, cómo se decide hacer ficción y documental en el arte musical.
Coldplay sigue repitiendo empalagosamente los mismos temas desde hace dos décadas: el amor soluciona todo, seguir nuestros sueños, ver la vida de una manera más optimista, etc. Y a la gente le gusta eso porque es fácil de digerir y empatizar, pero no puedo evitar sentir que la música de Chris Martin también es para mantener a la gente sumida en un sueño ficticio, además de querer tapar el sol con un dedo mientras el contexto del planeta exige que nos posicionemos. Tampoco quiero dar la lata extrapolando la música de Godspeed You! Black Emperor!, titulándola de revolucionaria, presente o la “única importante”, porque puede no serlo. Hasta a mí me da pereza pensar en escuchar un par de canciones que duran mucho más de 10 minutos mientras voy camino al trabajo: a veces solo quiero música que me motive durante la mañana para enfrentar el día y llegar bien al trabajo y no escuchar una que pueda llegar a deprimirme. La increíble música de GY!BE también implica un trabajo de investigación de parte del oyente para entender de qué va el proyecto y así vislumbrar una verdad que puede ser cruda y fatalista. Lamentablemente no todos tenemos el tiempo, interés y ocio para dedicarle, pero sí se vuelve necesario que exista.
Godspeed You! Black Emperor no tiene el mismo poder mediático y fama que tiene Coldplay. Claramente la fama no es el punto de los canadienses, pero sí se puede evidenciar que su objetivo es exponer una realidad que los medios y poderes políticos buscan minimizar, manipular y borrar de la memoria colectiva que es la existencia y sufrimiento de Palestina. La banda, con el sólo hecho de nombrar el disco como “No Title as of 13 February 2024 28,340 Dead” genera un suceso mucho más poderoso que la música lunar y es poder registrar y documentar un acontecimiento histórico terrible, visto desde la perspectiva de quienes no pudieron defenderse y murieron injustamente y que su importancia trasciende más allá de la lectura al darle una materialidad musical emotiva, desoladora y provocativa. Los ideales que tiene la banda hacen que les sea imposible pensar en crear un álbum que ignore lo que está pasando en el mundo y hacer como si nada porque si tienen el privilegio de hacer música, mínimo que vaya encaminada para informar una verdad dolorosa y ser consecuente con eso.
A un año de la fecha indicada en el título del álbum, el conflicto entre Israel y Palestina sigue sin presentar signos de resolución convincentes. Israel continúa ignorando el acuerdo de cese de fuego y manipulando la situación a su favor, lo que ha resultado en un aumento de las muertes, la inseguridad y el miedo entre la población palestina y el resto del mundo. Aunque la música de bandas como GY!BE, Coldplay y muchos otros artistas no puede poner fin a esta guerra, es esencial reconocer que la música puede servir como herramienta para preservar la memoria y la dignidad de los oprimidos si es que busca ser contestataria. Así, al reconocer, homenajear y respetar la historia de aquellos que sufren, el álbum “No Title as of 13 February 2024 28,340 Dead” busca acercar al oyente la imagen de un pueblo que esta siendo deliberadamente asesinado.
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