Talento impulsivo pero prometedor

El sueño de todo melómano chileno es ver que su (nuevo) artista o banda favorita de la escena underground aparezca en la página principal de RYM o en el top 10 de lo mejor del año; en un review de Fantano o de Pitchfork, etc. Lance (Niños del cerro) se posiciona actualmente en el puesto #18 del 2018 en RYM, Suave pendiente (Niños del Cerro) en el #41 del 2022, Enola Gay (Asia Menor) en el #53 del 2023 y Anticuecas subterráneas (Phuyu y la Fantasma) en el #50 del 2021. Probablemente estos números no indiquen demasiado pero el séquito de fans podría llegar a alucinar si el puesto de La Brea no baja del top 10, porque a la fecha del 17 de marzo, el LP ocupa el puesto #5 con más de 2.000 puntuaciones y una valoración de 3,70. Quizás Niños del Cerro, Asia Menor y Phuyu y La Fantasma tuvieron que gatear para que Hesse Kassel llegue a caminar por el “salón de la fama” y si no lo logran, quizás la próxima novedad sea la que lo consiga.

Hesse Kassel lanzó La Brea a principios de marzo y los foros de internet y canales de Youtube se volvieron locos en poco tiempo. La influencia Post-Rock y Art Rock de Black Country, New RoadGodspeed You! Black EmperorMaruja y Swans en su sonido es evidente e incluso a veces se puede llegar a percibir como si fuese un calco en la forma de jugar con las guitarras, el saxo y la voz del vocalista a un par de las bandas ya mencionadas. Es algo que inevitablemente salta a la escucha si es que se conocen estos proyectos internacionales pero que, al oído pasivo y profano, suena como una novedad juvenil increíble para la escena chilena. Y es porque no se puede negar además que el talento de los cabros que forman Hesse Kassel es admirable y motivador. Se siente como si fuese el proyecto ambicioso y el pasatiempo favorito de un grupo de amigos que en su tiempo libre de Cuarto Medio o primeros años luego de éste, deciden juntarse a descubrir nueva música y experimentar tocar algo juntos. Pero el talento y la motivación salvaje a veces no son suficientes como para confeccionar un proyecto con cimientos sólidos y coherentes.

La Brea presenta ocho canciones extensas, llenas de pasajes tanto contemplativos como crudos, contenidos como distendidos y estructurados como caóticos. La canción más corta es de casi seis minutos y la más larga de trece, son temas compuestos básicamente por tres guitarras, un bajo, batería, saxo, teclado y voz. El apartado vocal busca desarrollar técnicas similares a Isaac Wood, ex miembro de BC,NR, una voz adolorida y grave pero con una rabia particular, acudiendo además a un fluir de la conciencia en las letras lo cual le permite al vocalista preocuparse poco por el contenido y jugar más con la sonoridad de palabras complejas, retóricas, vulgares y deconstruidas pretendiendo provocar una catarsis en el oyente.

A pesar de percibir -y es algo que no puedo separar por más que lo intente- que el calco a BC,NR en ciertos momentos se siente descarado, como por ejemplo el jugueteo tiritón en la voz del vocalista para intentar perpetuar el legado de Isaac Wood; las melodías y guías instrumentales de Moussa y En tiempo muerto que me llevan directamente a Track X; el desenfreno bailable entre A. Latur y Opus y la energía trotadora entre Postparto con Athens, France, etc. etc. No debo negar o ignorar que el talento que se necesita para poder armar estas atmósferas tan contemplativas y energéticas no lo tiene cualquiera porque requiere, inevitablemente, una sinergia entre todos los integrantes del grupo y eso es algo patente en Hesse Kassel.

Antes de entrar a lo que más me preocupa de La Brea creo que es importante destacar positivamente que a medida que avanzan las canciones se siente que la banda intenta tantear otras áreas, géneros y fórmulas, que sorpresivamente funcionan muy bien y que hablan de una experimentación prematura pero potente, como el momento contemplativo en Moussa que respira alegremente el post-rock de Godspeed You! Black Emperor y el final de A. Latur y Yo la tengo que suenan muy al Swans más demoledor y aplastante pero que quisquillosamente no caen en una copia descarada y dan identidad nacional a lo que está sonando.

Sin embargo, lo que más me hace incomodar de este proyecto es el contenido y retórica que hay en las letras y el imaginario estético que se ve en La Brea:

Cuando me enteré por primera vez de la existencia de la banda ya estaba publicada La Brea, siendo la portada del LP lo primero que me tocó absorber del proyecto: una imagen con fondo negro y un rostro “más femenino”: maquillado y expresivo, colocado en un ángulo extraño, como si efectivamente esta persona se estuviese hundiendo en la brea. Intrigante. Exótico. Poderoso. Pero teniendo ese elemento en mente no esperaba para nada encontrarme con una voz reforzadamente masculina hasta por donde se le escuche. Esta elección estética sugiere un imaginario que no se ve reflejado en la propuesta musical, lo que puede generar expectativas que el disco no logra cumplir porque, al fin y al cabo, la portada de la ópera prima de Hesse Kassel es su carta de presentación ante un público tanto nacional como internacional. Y aquí surge otro nivel de conflicto, porque si la banda (compuesta casi en su totalidad por integrantes cis masculinos) decide deliberadamente usar un elemento visual femenino incorporando poco o nada a favor de ellas, inevitablemente siento que se están tomando atribuciones bastante patudas.

Además, el contenido lírico de Hesse Kassel se escucha complejo, alegórico, autorreferente, condescendiente, ególatra y que en ocasiones recurre a lo absurdo (no necesariamente como algo malo). “Perdóname si no cumplo con una expectativa por no ser de acá.”“La Florida te da la oportunidad de vivir una vida local y reconocimiento de nano celebridad”“Ella nunca fue seriamente rubia” canta en En tiempo muerto. En Vida en Terranova se declara: “Hija mía deja el celular, mira que la guerra del 5G nos hizo tener que vivir acá, ponte firme y ayúdame a manejar la nave que te rendirá para comprar tu futuro día a día” y “…Por eso veo y creo en el potencial que hay en ti, por último para saber si vale la pena seguir.” En Yo La Tengo comenta que: “Todo el día me veo en tercera persona para confirmar si en realidad soy solo una mediocridad”. Y en varios momento de otras canciones, la letra acude a conceptos contemporáneos y lenguajes más vulgares.

Aunque no tiene mucho sentido analizar minuciosamente cada frase ni evaluar su coherencia o su contenido explícito, dado que el propósito es más emocional que estructural y las letras buscan reflejar el caos y el flujo de la mente, considero esencial que, como oyentes, debamos preguntarnos: ¿Qué es lo que realmente quieren transmitirme? ¿Qué me queda después de escucharlos? ¿Qué emociones despiertan en mí? Si el objetivo es generar una conexión emocional, algo debería resonar en mí. Sin embargo, no logré empatizar con ninguna parte del disco y, peor aún, terminó generándome una sensación cercana a la rabia o la impotencia.

La mayoría de las intervenciones que hace el vocalista con respecto al sexo femenino me parecen un poco condescendientes, preocupantes, altaneras y peligrosas y si se me llega a criticar que “no entendí nada del disco” debemos recordar que esta narrativa errática propicia una interpretación ambigua. Y también creo que, si son capaces de cantar sobre el sexo femenino evocando momentos sexuales violentos [“Ser lo suficientemente mayor / Como para querer / A una fragata sumisa que siente tanta feromona en tu olor” (Postparto), “Ella nunca fue seriamente rubia” (En tiempo muerto)], al menos en algún momento del proyecto debes darme una razón de peso que justifique ese recurso como para tragarme el cuento y no pensar solamente que está cantando la testosterona. Geordie Greep en The New Sound (2024), por ejemplo, generó una narrativa en base a un narrador protagonista misógino y vulgar pero todo el proyecto está construido de tal forma que nos enteramos que se trata de una sátira y una crítica efectiva ante ese tipo de personajes. “Yo la Quería” de Electrodomésticos se desarrolla de una forma similar y con humor (“Usted sabe po / el trago lo pone ciego a uno”) para que al final logremos entender que es un personaje masculino estúpido. Entonces, no sé si estoy pasando por alto algún momento importante del disco que no me está permitiendo tomarme a la ligera algunas afirmaciones misóginas o realmente lo único que estoy escuchando es a un hombre latero cantando sobre sexo y amor, porque hablar de no binarismo o de elles no me es suficiente en este asunto.

La barrera del lenguaje está jugando a favor de Hesse Kassel porque, así como alguien que no sabe mucho inglés, o lo ignora, puede disfrutar sin problemas de la música anglosajona y no tener ni idea de lo que realmente se está cantando, aquél que escuche Hesse Kassel sin saber español correrá la misma suerte.

Finalmente, si La Brea puede entenderse como una representación de la toxicidad en la que puede verse sumergida una mujer en nuestra realidad chilena creo que la banda, en lugar de confrontar ese discurso, podría estar fomentándolo o estar posicionarse dentro de él sin enterarse. Sería una pena que, en el futuro, alguno de sus integrantes se vea envuelto en una funa importante. Sin embargo, y pese a mi enojo con este tema y mi obstinación ante su calco musical, reconozco el talento de este grupo de amigos, quienes cuentan con un bagaje musical y recursos impresionantes para crear propuestas innovadoras y de gran calidad dentro de la música independiente chilena. Al final, son ellos quienes están definiendo las reglas del juego, no la televisión, la radio o la adultocracia. Aun así, el disco me deja una sensación de ansia, egocentrismo y falta de empatía, lo que hace que su resultado final me decepcione a pesar de tener arreglos musicales increíbles y una producción de primer nivel. El apoyo a la escena local es fundamental, pero también es necesario exigir más profundidad y autenticidad en las propuestas para que la música independiente chilena evolucione y se defienda por sí sola y no se sienta simplemente como un homenaje tiritón a otras bandas internacionales. Así, el debut de Hesse Kassel se ve fuertemente contrastado pero tengo fe en que los cabros sabrán enfrentar las críticas con altura de mira y así, en un futuro, entregar un próximo trabajo que nos termine de dejar con la boca abierta.

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